El gobierno de Salvador Illa ha disfrutado de cien días de cortesía parlamentaria, durante los cuales no ha enfrentado desafíos significativos.
Illa ha logrado regresar a una normalidad institucional en la Generalitat, manteniendo relaciones productivas con otras instituciones y actuando con pragmatismo en el ámbito internacional.
El plan de vivienda propuesto por el gobierno permanece en el ámbito de las intenciones, con pocos resultados visibles hasta ahora.
El futuro de Illa como presidente depende en gran medida de las negociaciones de presupuesto y la estrategia política de otras formaciones políticas, en particular ERC.
Cataluña actualmente vive en un estado de espera tranquilo, que pronto será interrumpido por negociaciones presupuestarias y la implementación de reformas financieras.
Conclusión: En general, el mandato de Salvador Illa ha comenzado con un período de calma y estabilidad relativa, pero las decisiones difíciles y las inevitables confrontaciones políticas están a la vuelta de la esquina.